La Guerra Fría se trasladó al terreno deportivo como una extensión del enfrentamiento. La URSS plantó cara con éxito ante los EEUU, mientras que la República Federal Alemana sorprendió al mundo con hazañas basadas en la planificación espartana y el dopaje sistemático
JAVIER BRAGADO| Madrid
Tras la II Guerra Mundial, la rivalidad entre el bloque comunista y el americano se trasladó al ámbito deportivo. Las competiciones internacionales se convirtieron en una extensión de la Guerra Fría en un impulso por demostrar la superioridad sobre sus oponentes. Un caso paradigmático fue el de la Unión Soviética, cuyos atletas fueron invitados a los Juegos Olímpicos de Londres pero cuyos dirigentes rechazaron la oferta al considerar que no estaban preparados para hacer frente a sus adversarios políticos. No obstante, los entrenadores y preparadores soviéticos sí acudieron a la cita de 1948 para aprender métodos y programas.
No tardaron en adaptarlos en su propio provecho con excelentes resultados. De hecho, en la siguiente cita, en Helsinki, la delegación del país comunista sumó 72 medallas, por sólo 76 de EEUU en lo que marcaría el punto de partida de una rivalidad paralela que únicamente se vería interrumpida en el boicot a los Juegos de Los Ángeles. De manera paradójica, la profesionalización del deporte en occidente supuso una progresiva ventaja para los deportistas comunistas en estas competiciones, pues los Juegos Olímpicos exigían que sus participantes fueran amateurs.
En cuanto al resto de países del bloque del Este, los caminos fueron muy diferentes. En algunos casos sobresalieron figuras mundiales como hecho puntuales como el mediofondista checoslovaco Emil Zatopek o el boxeador húngaro Lazlo Papp. En otras ocasiones el esfuerzo de los gobiernos no se tradujo en resultados ante la incogruencia de sus planes y sus errores de organización, como en Bulgaria.
La RDA: Organización y dopaje
La gran diferencia hay que señalarla en la excelente progresión de la República Democrática Alemana, una caso único en el mundo por los éxitos cosechados por un país de escasas dimensiones y recursos respecto al resto. La explicación de la exploxión germana oriental viene dada por el impulso gubernamental para utilizar el deporte como un instrumento de publicidad dedicada a su propio beneficio. Sin embargo, esta tarea propagandística compartida con sus países vecinos no explica por si sola sus increíbles resultados.
Para hallar las causas hay que destacar en primer lugar una férrea organización dedicada a la caza y entrenamiento de jóvenes talentos inspirada en la gimnastas de los setenta y ochenta de Rumanía. Los Spartakadien eran unos torneos que en diferentes fases se empleaban para descubrir los recursos del país en materia deportiva antes de que los jóvenes alemanes fueran reclutados en escuelas especiales, como las KJS, dónde se establecían sistemas de entrenamiento orientados a los ciclos olímpicos. Los programas de clases y de preparación deportiva fueron innovadores al permitir conciliar la vida deportiva con la académica a los pupilos presentes (organizados en períodos de al menos tres años de duración). Además, la Ley Abitur permitía a cualquiera de estos deportistas el ingreso directo en la Universidad.
Sin embargo, la magnífica organización y preparación de los atletas ideada por Manfred Hoeppner a finales de los sesenta no explica por sí sola su excelencia. El empleo del dopaje sistemático y sin conocimiento de los atletas ha sido demostrado con posterioidad. Así, el Fraülein Wender (El milagro de las señoritas) se fraguó en gran parte de las ocasiones con el empleo de anabolizantes y esteroides que han supuesto numerosas consecuencias 'masculinizantes' para aquellas deportistas en los años posteriores.
Huída hacia el capitalismo
Por último, hay que recordar que tras la caída del bloque se produjo un exilio progresivo de los deportistas del Este ante las ofertas llegadas desde sus antiguos enemigos. Sólo la firmeza y lenta apertura del bloque comunista impidió un traslado tempranero de sus mejores piezas en el terreno deportivo hacia occidente. En cualquier caso, la profesionalización y la promesa de un futuro mejor llevaron a muchos de estos hombres y mujeres a arriesgarse al salto.
Actualmente, la Unión Soviética ha mantenido su nivel gracias a su potencial aunque diversificado por su desmembramiento. Sin embargo, la RDA ha perdido sus resultados con su integración en una Alemania unificada que no acepta sus métodos de entrenamientos extenuantes y peligrosos para la salud de los deportistas. De hecho, algunos de los doctores y entrenadores de la RDA han trasladado sus servicios a federaciones menos escrupulosas con similares resultados.
Los mejores deportistas de la URSS