Economía del comunismo

Del comunismo de guerra a la Perestroika

Los bolcheviques adoptaron como política económica el comunismo de guerra, que comprendía la nacionalización de la economía, la confiscación de la tierra y su distribución entre los campesinos

JUAN JIMÉNEZ | Madrid

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Monedas sovieticas. / Wikimedia Commons

A la dinastía rusa de los Romanov le sucedió un gobierno provisional formado por una ecléctica colección de aristócratas, intelectuales y parlamentarios que iba a permanecer en el poder muy poco tiempo, hasta la revolución de octubre de 1917. Aquel mes, una muchedumbre autodenominada Guardia Roja tomó el Palacio de Invierno y colocó a Vladimir I. Lenin al frente del nuevo Gobierno: el Consejo de Comisarios del Pueblo.

Los bolcheviques adoptaron una política económica que llamaron comunismo de guerra, que comprendía la nacionalización de la economía, la confiscación de la tierra y su distribución entre los campesinos y un nuevo sistema legal cuya principal característica fue la introducción de un partido único, la 'dictadura del proletariado', con el propio Lenin como portavoz.

Los comunistas habían salido victoriosos de la guerra civil y de los enfrentamientos con las regiones que reclamaban su independencia (Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania, Ucrania, Transcaucasia, etc.) gracias a la economía de comunismo de guerra, pero una vez lograda la paz, estaba claro que ese sistema no podía servir como base para el crecimiento de una incipiente potencia. En 1921 la producción industrial había caído a menos de un tercio de su nivel en 1913, y la confiscación de las cosechas había vuelto en su contra a un país eminentemente campesino.

La estrategia cambió radicalmente y Lenin adoptó una Nueva Política Económica (NEP), una miniapertura capitalista muy sui generis a la que el propio Lenin llamó "un paso atrás y dos adelante". Un impuesto en especie sobre la producción agrícola sustituye a la confiscación; se permite vender a los campesinos su excedente a precio de mercado; las empresas con menos de veinte trabajadores vuelven a manos privadas y los empresarios extranjeros pueden participar de la economía siempre que no afecte a los sectores estratégicos. La locomotora se vuelve a poner en marcha. Se electrifican las grandes ciudades, se crean escuelas técnicas para formar a ingenieros y directivos industriales, y se crea una organización sistemática de todos los sectores en manos del Gobierno.

Control total

Pero con la sucesión de Lenin llegó un nuevo giro. Los postulados de Stalin, que defendía la construcción de un fuerte Estado socialista en la Unión Soviética, se impuso a la revolución mundial que defendía Trotski. Así, el 'socialismo en un sólo país' propugnado por Stalin llevó a la reconstrucción de la industria rusa de cara a La Guerra Fría que se estaba pergeñando. El objetivo era la autarquía y el control total sobre los súbditos ante el temor del régimen a ser derrocado. Así las cosas, en 1929 y en plena crisis económica occidental, la URSS lanzó el Primer Plan Quinquenal. Sin tener en consideración costes, beneficios o preferencias de los ciudadanos, la planificación más absoluta sustituye a los pequeños vestigios del mercado de la época leninista. Los sindicatos, en lugar de defender los intereses de los trabajadores, pasan a ser guardianes de la disciplina y veladores de la productividad impidiendo por todos los medios huelgas y sabotajes. Tras mucha sangre derramada, tierra quemada y reses asesinadas, los campesinos lograron conservar pequeñas parcelas de tierra para uso privado.

Aunque los objetivos del Plan se declararon conseguidos, los datos objetivos demostraron lo contrario. Pero esto no impidió la inauguración del Segundo Plan Quinquenal, en medio del cual se produjo la Gran Purga. Miles de personas, desde pequeños trabajadores hasta altos dirigentes del partido y militares fueron juzgados y encarcelados o asesinados acusados de sabotaje, espionaje o traición. El efecto sobre la producción económica fue muy significativo. El Tercer Plan Quinquenal comenzó en 1938 pero fue interrumpido por la invasión alemana, que obligó a la vuelta de algo similar al comunismo de guerra.

Ya a mediados de los 60, el Partido Comunista sustituyó a Jruschov por Leonid Brezhnev, que gobernaría durante dos décadas y al que se deberá la ineficiencia y el estancamiento económico de la URSS, consecuencia a su vez de una burocartización letal del Estado. Cuando Mijail Gorbavoch -el primer líder soviético nacido después de la Revolución de Octubre- llegó al poder en 1985, la economía de la URSS se encontraba totalmente colapsada. Él supo comprender que la Unión Soviética ya no estaba en disposición de imponer su voluntad sobre sus ahora displicentes satélites. El país necesitaba una reforma. Y Gorbavoch la emprendió. Fue el artífice de dos programas: la Perestroika (reestructuración) y el Glasnost (apertura), que a la postre pondrían punto y final al Eje comunista del Este.

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Fragmento del discurso de Lenin que dirigió al pueblo soviético después de 12 de Octubre de 1917 tras la caida del Zarismo

Diseño: Ignacio Povedano Paz | Coordinación: María Eugenia Alonso