En la primavera de 1989 se estableció el multipartidismo y en octubre de ese año el Partido Socialista Obrero Húngaro se disolvía y se aprobaba una constitución democrática
MIRIAM GUTIÉRREZ | Madrid
A finales de los años 1980, Hungría encabezó el movimiento para disolver el Pacto de Varsovia y se encaminó hacia una democracia multipartidista y una economía orientada al mercado bajo el liderazgo de János Kádár, secretario general del Partido Socialista de los Trabajadores Húngaros.
Tras expulsar a Kadar, en octubre de 1988 el Partido Socialista Obrero Húngaro se disolvía y se aprobaba una constitución democrática. A lo largo de 1989, los sectores más aperturistas del partido comunista, dirigidos por Imre Poszgay, consiguieron controlar e impulsar una serie de reformas, entre ellas la ley de asociaciones, que contemplaba la existencia de otras organizaciones políticas y las libertades de reunión y expresión.
Sobre esta política reformista actuó como detonante un contagio exterior, el paso de los alemanes del Este en huida, flujo que se inició cuando el miembro del Partido Socialista Obrero, Gyula Horn, abrió las fronteras de Hungría con Austria. Las elecciones del primavera de 1990 llevaron al poder a fuerzas democráticas anticomunistas.