La llegada del líder soviético al Kremlin en 1985 fue el elemento clave que desencadenó un rápido proceso que acabó con la rivalidad que enfrentó a EEUU y la URSS y sus respectivos aliados
La llegada de Gorbachov al poder en 1985 suponía una esperanza de renovación política. Gorbachov encarnaba la corriente reformista que proponía una apertura liberalizadora para sacar a la URSS del estancamiento en el que había quedado sumida desde la época de Brezhnev.
La economía soviética estaba paralizada desde los años 70: el descenso de la producción, la reducción de la productividad y el gigantesco retraso en el campo tecnológico con Occidente, lo confirmaban. Gorbachov pondrá en marcha un plan de reestructuración interna conocido como Perestroika que llevará al país hacia una economía de mercado capitalista tras el fracaso comprobado de la economía planificada. Pero la reforma no supuso la salida de la crisis sino la continuación de la situación anterior.
Consciente de la elevada corrupción que imposibilitaba el desarrollo del país, el líder soviético impulsó la política de glasnost. La transparencia informativa se puso de manifiesto en 1986 con motivo del accidente de la central nuclear de Chernobyl: tras tres días de silencio al más puro estilo soviético, se reconocen los hechos. Su reforma incluyó además la democratización interna del PCUS, así como la pretensión de la modificación constitucional que permitiera el multipartidismo y la conversión del país en una república presidencialista.
En el plano internacional Gorbachov logró poner fin a la Guerra Fría firmando acuerdos de desarme y de desmantelamiento de armas nucleares con Reagan. Se pone fin a lo que popularmente se llamaba la Guerra de las Galaxias. Además, retiró las tropas soviéticas de Afganistán, normalizó las relaciones con China y cooperó en el esfuerzo dirigido por Estados Unidos para expulsar a Irak de Kuwait durante la guerra del Golfo Pérsico.
En 1991, a medida que se deterioraba la economía soviética, el mandatario ruso se enfrentó a la presiones de los comunistas de la línea dura, de los reformistas y de las fuerzas nacionalistas y secesionistas que buscaban la independencia de sus repúblicas. Los seguidores de la rígida aplicación de los principios soviéticos, llevaron a cabo un golpe de Estado en agosto de ese mismo año que puso a Gorbachov bajo arresto domiciliario. Tres días más tarde, los reformistas (cuya máxima figura era el futuro presidente Boris Yeltsin) restauraron al líder soviético en el poder. Inmediatamente Gorbachov dimitió como secretario general del PCUS y suspendió las actividades del partido. El 26 de diciembre de 1991, un día después de que Gorbachov dimitiera como presidente, el Congreso de Diputados del Pueblo votó la disolución de la URSS
El 26 de diciembre de 1991 el Congreso de Diputados del Pueblo votó la disolución de la URSS