Su nombre saltó a la fama mundial hace pocas semanas, cuando venció a miles de jugadores y se convirtió en campeón del mundo, el primer campeón del mundo de póker canadiense de la historia. El evento principal de las WSOP le generó unos ingresos de cerca de nueve millones de dólares, publicidad no incluida, y ahora sigue recogiendo premios merced al tremendo logro conseguido. La cadena de televisión especializada en deportes SportsNet elabora todos los años una lista con los mejores atletas del país de la hoja de arce y entre ellos ha colocado a Jonathan Duhamel. En el mismo saco del flamante campeón del mundo de póker están otros catorce atletas entre ellos ganadores de medallas olímpicas y deportistas de élite canadienses del mundo del fútbol, el hockey, patinaje artístico, etc. Aún no hay nada decidido y el ganador de tan emblemática distinción se sabrá una vez concluyan las votaciones el próximo 31 de diciembre.

Todo un logro

Que Jonathan Duhamel gané el premio al  mejor deportista canadiense del año importa poco ya, el simple hecho de estar nominado es todo un logro; un premio en sí mismo al póker. Poco a poco este deporte va cogiendo el sitio que le corresponde en la sociedad y se sacude complejos y prejuicios pasados que ya nada tienen que ver con esta modalidad deportiva a día de hoy. En la medida que se contempla abiertamente que el póker tiene mucho más que ver con el ajedrez que con el bingo, no sólo el reconocimiento de La Asociación Internacional de Deportes Mentales (IMSA) sino determinaciones como la de un campeón del mundo de póker optando al galardón de mejor atleta del año en su país, hacen más grande a este deporte y a todos los que lo practican.

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